Está la necesidad. Y luego está el Destino...
Estar destinada a convertirse en un enchufe sobrenatural no es
precisamente algo genial, especialmente cuando la “otra mitad” de
Alexandria la sigue allá donde va. Y que, además, Seth aparezca en su
sala de entrenamiento, al salir de las clases y también en la puerta —o
ventana— de su dormitorio, definitivamente no es nada genial. Aunque su
conexión tiene algunos beneficios, como alejar las pesadillas que
envuelven lo ocurrido con su madre, no tiene efecto alguno sobre los
sentimientos prohibidos que tiene Álex por el puro Aiden. Ni sobre qué
va a hacer —y sacrificar— él por ella. Cuando los daimons se infiltran
en los Covenants y atacan a los estudiantes, los dioses envían a las
furias, diosas menores con la función de erradicar cualquier amenaza
para los Covenants y el resto de los dioses, incluyendo al Apollyon y a
Álex. Y si eso y las hordas de monstruos chupadores de éter no fueran
suficiente, una amenaza misteriosa parece dispuesta a hacer cualquier
cosa por neutralizar a Seth, incluso si eso supone forzar a Álex a la
servidumbre o matarla.
Cuando se involucra a los dioses, algunas decisiones ya no tienen vuelta atrás.
jueves, diciembre 05, 2013
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